De musas y resfríos
La musa de mis versos guarda cama
por culpa de un resfrío mal curado,
desnuda se recuesta a mi costado,
se pone mi piyama.
Resuelve por los dos el crucigrama,
si no puede dormir, cuenta soldados,
con alas de gorriones trasnochados,
se trepa por las ramas.
Con versos de papel arma barquitos
que naufragan en puertos lusitanos,
(enfermarse de amor no es un delito);
Cuenta cuentos de playas de verano,
me toma de las manos
y me miente, sutil, “te necesito”.