Evan
Se fue Evan al cielo y yo que la quise tanto, he partido un poquito con ella.
Bendita la entrerriana de Entre Ríos,
la que sana con solos de mirada,
la que lleva la boca desatada
en besos de rocío;
bendito su constante desafío
de enfrentarse a la vida como nada,
su ternura de flor deshilvanada,
su paso junto al mío.
Bendito Gualeguay, Gualeguaychuso,
su dicha de ser musa de este muso,
en la esquina más verde del planeta,
su amor de viento y dique,
su cobijo de sueños para Enrique
en los brazos redondos de Enriqueta.
Cuento paquiduermas (para vos, porque te gustaba tanto)
Eran dos elefantes de la mano,
ocupando su sitio en el planeta,
Enrique de los Ríos y Enriqueta
Menéndez de Solano;
el amor los encuentra, cotidiano,
recorriendo la selva en bicicleta,
Enrique de los Ríos y Enriqueta
Menéndez de Solano;
él sujeta en la trompa una trompeta,
de color gris prusiano
y ella pinta con maña de artesano,
una rosa carmín y otra violeta;
Enrique de los Ríos y Enriqueta
Menéndez de Solano.
Nunca el amor los encontró lejanos.