Mujer-violín
sueña un hombre trombón de vara tiesa,
que la tome en sus brazos, niña presa
en lascivo rubor de torbellino;
que la vuelva botín de su destino,
con arpegios galantes de promesa,
y al impulso del son que la embelesa,
la torne cuenco y vino.
Que en adagio de cuerdas, bridas, taza,
el sonoro trombón que la acoraza
de notas en manojos,
la desnude con fuerza de aguacero
y sostenga su eximio clavijero
con el puente soporte de sus ojos.
Del libro De diluvios y andenes.